sábado, 25 de abril de 2009

Muerte


En 1825 se declaró la independencia de Bolivia, el mariscal Sucre fue nombrado presidente vitalicio. Este le otorgó a Juana una pensión, que le fue quitada en 1857 bajo el gobierno de José María Linares. Regresa a la recién estrenada Bolivia. Juana disfruta de sueño realizado y vive unos pocos años junto a Luisa (la más joven de sus hijas), quien se alejará después tras su matrimonio.
En sus largos últimos años de miseria, en una pieza de un conventillo, se cuenta que Juana no hablaba, aunque había tomado en guarda a su sobrino Indalesio.
Después de haber ganado 33 batallas liderando su ejército de leales, después de haber sido reconocida por Bolívar y concederle una pensión que a los dos años es ignorada, Juana muere a los 82 años el 25 de mayo de 1862 en Chuquisaca. La fecha no la ayuda: cuando su sobrino va a reclamar honras fúnebres para la libertadora, le dicen que están muy ocupados con los festejos del aniversario. Sus restos fueron enterrados sin honores en una fosa común, sin séquito.

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